En
variadas ocasiones he percibido en ciertos hombres “enamorados” algo curioso que
mi sentir no comprende. Ellos han realizado actos altruistas y se han
sacrificado estando enamorados, pero, luego, arrepentidos de lo hecho, han
afirmado que la causa de sus actos era que “estaban enamorados”, como si eso
los redimiese del bien obrado. Esto lo expresan como si el amor fuese una
fuerza ajena a ellos y a su intención de obrar, una fuerza al margen de su
voluntad, que lo que hiciese es alienar a esta de modo que los condujese a
obrar de un modo que en realidad no quieren obrar. Así, el amor sería una
fuerza que los posee y los manipula, los enajena, los droga y los esclaviza en
lugar de hacerlos libres. Muy por el contrario, yo considero que el genuino
amor, que nace del espíritu y del alma, de lo profundo de nuestro ser, es una
manifestación nítida de nuestra propia voluntad, de modo que cada acto obrado
bajo esa fuerza es fruto de nuestra volición libre de trabas, de nuestra
volición inspirada, insuflada, radiante, más poderosa que nunca y, por lo
tanto, la responsabilidad es enteramente nuestra. El amor es, pues, una fuerza
interna a nosotros que nace desde nosotros, que inspira y fortalece nuestra
voluntad, no una fuerza ajena que desde el exterior nos controla como
marionetas y nos hace hacer lo que no deseamos. En ese punto difiero de los
hombres que conocí: si enamorada digo o hago algo, eso es certero y real, y no
lo digo o hago algo simplemente porque “estoy enamorada”, sino porque el amor
es mi voluntad misma, de la cual no reniego. Así, cabe distinguir entre el amor
que termina por ser como una droga que uno consume y bajo cuyos efectos ya no
es libre de ser como es o como quisiera, y el amor que, por el contrario,
consigue hacer que uno sea más uno mismo y que su voluntad se torne de hierro,
perfectamente en sí, brindándole la fortaleza para luchar contra viento y marea
por lo que realmente ama. Este último tipo de amor, el certero, el que nace
desde lo profundo de la voluntad y la fortifica en lugar de debilitarla y
doblegarla, es el que se me ha revelado en mi amor hacia Ella.
El auténtico amor no existe sin libertad y no se sostiene sin ella, pues esta
representa toda la fuerza necesaria, toda la realidad y toda la voluntad, el
fundamento radiante que inflama al espíritu en el fuego de una pasión sublime y
verdadera. Todas las locuras que mi espíritu cometa bajo los efectos del
misterioso amor serán locuras plenamente voluntarias, plenamente de mi
espíritu, plenamente de mí ser. Un huracán de locuras como una danza gélida en
mi espíritu, como una danza montés a ras del viento, en la cúspide de mí,
embriagada de puro Olimpo, de puro ser. ¡Cuántas puertas de bondad y altruismo
abre el amor a la voluntad! ¡Cuánta motivación de hacer el bien al ser amado y
de entregarse sin solicitar nada a cambio, pero deseándolo todo en la llama
viva de la ilusa esperanza! El amor es el motor interior que extrae lo mejor de
nosotros, nuestra parte más generosa y noble.
Estimada Madamme Gautier.
ResponderEliminarLa vaca no se acuerda cuando fue ternera.
Su sentir no comprende porque ha olvidado.
No me va a decir usted que no ha sentido una locura de majnun o un flechazo de cupido que hace perder la razón al punto de subyugar la voluntad. Entonces uno hace algo sin pensar en las consecuencias. Luego se dice: es q estaba enamorado(a), o creía q lo estaba...
Ud. dirá: lo creía, entonces no es el verdadero amor.
Pienso que esa fuerza (la más grande y poderosa que existe) puede golpear tan fuerte a las almas sensibles hasta el punto de hacerles perder la razón. Es como se presenta o se le descubre. La mayoría de mortales no estamos preparados. Se nos hace tan extraño el amor que lo confundimos y mezclamos con otros sentimientos y no sabemos cómo comportarnos.
Me alegra saber que su amor a madurado, o que ha madurado su conocimiento del amor. No todos tienen esa suerte.
Me ha gustado mucho más su post elamoressoberano.blogspot.com/2014/04/que-es-el-amor.html.
El conocimiento del amor puede ser desde eros hacia philos hacia Agápē. Sin embargo, me parece sólo un camino.
La dejo con un tema que me preocupa ¿Se puede enseñar a amar? ¿Debe uno prepararse para el amor?
k.
Bello comentario. ¿Quién es?
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