viernes, 18 de abril de 2014

El amor es voluntad



En variadas ocasiones he percibido en ciertos hombres “enamorados” algo curioso que mi sentir no comprende. Ellos han realizado actos altruistas y se han sacrificado estando enamorados, pero, luego, arrepentidos de lo hecho, han afirmado que la causa de sus actos era que “estaban enamorados”, como si eso los redimiese del bien obrado. Esto lo expresan como si el amor fuese una fuerza ajena a ellos y a su intención de obrar, una fuerza al margen de su voluntad, que lo que hiciese es alienar a esta de modo que los condujese a obrar de un modo que en realidad no quieren obrar. Así, el amor sería una fuerza que los posee y los manipula, los enajena, los droga y los esclaviza en lugar de hacerlos libres. Muy por el contrario, yo considero que el genuino amor, que nace del espíritu y del alma, de lo profundo de nuestro ser, es una manifestación nítida de nuestra propia voluntad, de modo que cada acto obrado bajo esa fuerza es fruto de nuestra volición libre de trabas, de nuestra volición inspirada, insuflada, radiante, más poderosa que nunca y, por lo tanto, la responsabilidad es enteramente nuestra. El amor es, pues, una fuerza interna a nosotros que nace desde nosotros, que inspira y fortalece nuestra voluntad, no una fuerza ajena que desde el exterior nos controla como marionetas y nos hace hacer lo que no deseamos. En ese punto difiero de los hombres que conocí: si enamorada digo o hago algo, eso es certero y real, y no lo digo o hago algo simplemente porque “estoy enamorada”, sino porque el amor es mi voluntad misma, de la cual no reniego. Así, cabe distinguir entre el amor que termina por ser como una droga que uno consume y bajo cuyos efectos ya no es libre de ser como es o como quisiera, y el amor que, por el contrario, consigue hacer que uno sea más uno mismo y que su voluntad se torne de hierro, perfectamente en sí, brindándole la fortaleza para luchar contra viento y marea por lo que realmente ama. Este último tipo de amor, el certero, el que nace desde lo profundo de la voluntad y la fortifica en lugar de debilitarla y doblegarla, es el que se me ha revelado en mi amor hacia Ella. El auténtico amor no existe sin libertad y no se sostiene sin ella, pues esta representa toda la fuerza necesaria, toda la realidad y toda la voluntad, el fundamento radiante que inflama al espíritu en el fuego de una pasión sublime y verdadera. Todas las locuras que mi espíritu cometa bajo los efectos del misterioso amor serán locuras plenamente voluntarias, plenamente de mi espíritu, plenamente de mí ser. Un huracán de locuras como una danza gélida en mi espíritu, como una danza montés a ras del viento, en la cúspide de mí, embriagada de puro Olimpo, de puro ser. ¡Cuántas puertas de bondad y altruismo abre el amor a la voluntad! ¡Cuánta motivación de hacer el bien al ser amado y de entregarse sin solicitar nada a cambio, pero deseándolo todo en la llama viva de la ilusa esperanza! El amor es el motor interior que extrae lo mejor de nosotros, nuestra parte más generosa y noble.

2 comentarios:

  1. Estimada Madamme Gautier.

    La vaca no se acuerda cuando fue ternera.
    Su sentir no comprende porque ha olvidado.
    No me va a decir usted que no ha sentido una locura de majnun o un flechazo de cupido que hace perder la razón al punto de subyugar la voluntad. Entonces uno hace algo sin pensar en las consecuencias. Luego se dice: es q estaba enamorado(a), o creía q lo estaba...

    Ud. dirá: lo creía, entonces no es el verdadero amor.

    Pienso que esa fuerza (la más grande y poderosa que existe) puede golpear tan fuerte a las almas sensibles hasta el punto de hacerles perder la razón. Es como se presenta o se le descubre. La mayoría de mortales no estamos preparados. Se nos hace tan extraño el amor que lo confundimos y mezclamos con otros sentimientos y no sabemos cómo comportarnos.

    Me alegra saber que su amor a madurado, o que ha madurado su conocimiento del amor. No todos tienen esa suerte.

    Me ha gustado mucho más su post elamoressoberano.blogspot.com/2014/04/que-es-el-amor.html.

    El conocimiento del amor puede ser desde eros hacia philos hacia Agápē. Sin embargo, me parece sólo un camino.

    La dejo con un tema que me preocupa ¿Se puede enseñar a amar? ¿Debe uno prepararse para el amor?

    k.

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