domingo, 8 de junio de 2014

Mal de amor



“Estoy perdidamente enamorada de un amor imposible y no existe remedio alguno, no existe cura para el mal de amor sobre la faz de la Tierra entera” –murmuró la doncella- “el dolor, las penas, la melancolía, todo se debe sobrellevar con las lágrimas, sintiendo a flor de piel los abismos de la tristeza y cantándola en poesía, porque no existe remedio cuando se ama lo imposible”.

De súbito, descendió desde el Olimpo, vestida toda de tul, Afrodita Cipria, la que a las aguas remece, y le entregó un frasco de cristal purpúreo diciendo: “He aquí, doncella, que me he compadecido de tus suplicas y te entrego el remedio. Debes beber un sorbo del frasco mágico que te obsequio y tu amor cesará en el acto, con todo el sufrimiento que implica.”

La doncella tomó en sus manos el frasco y lo contempló. Corrió con arrebato hacia la baranda de un antiguo puente que cruzaba un río azul. Furiosa, lo lanzó al río, lo más lejos que pudo, mientras cantaba al viento: “¿Sufrir eternamente o eternamente huir de lo bello? Prefiero sufrir ante lo bello eternamente. Lo peor que puede ocurrirle a un ser humano, aún peor que sufrir por amor, es no amar.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario